Mito de la Vaca Celeste

El mito de la Vaca Celeste

En los anales de la mitología egipcia, el mito de la vaca celeste se destaca como una narrativa fascinante que entrelaza el poder divino con la fragilidad humana. Este relato comienza cuando Ra, el supremo rey de los hombres y de los dioses, enfrenta la inevitable llegada de la vejez. Su cuerpo, una amalgama resplandeciente de oro, plata y lapislázuli, se convierte en un testimonio de su divinidad y poder inmutable. Sin embargo, incluso en su grandeza, Ra percibe una creciente arrogancia y rebeldía entre los humanos que habitan el valle y el desierto, una amenaza que lo llena de inquietud y preocupación.

Consejo divino y decisión fatal

Ante esta creciente deslealtad, Ra convoca en secreto al consejo de los dioses, un cónclave de deidades que incluye a figuras eminentes como Su y Tefnut, Gebeb y Nut, junto con Nun y el Ojo de Ra. Es en esta asamblea celestial donde se toma la decisión de enviar al Ojo de Ra, en la forma de Athor-Sejmet, con el propósito de desatar una mortandad entre los hombres rebeldes. La diosa, una entidad de poder inmensurable y crueldad sin límites, comienza su tarea con un fervor destructivo, regresando posteriormente con una satisfacción macabra para informar a Ra sobre sus logros sangrientos.

El arrepentimiento de Ra y la salvación de la Humanidad

Sin embargo, el corazón de Ra se ve asaltado por el remordimiento ante la magnitud de la destrucción desencadenada. En un intento desesperado por salvar lo que queda de la humanidad, Ra ideó un plan ingenioso para apaciguar la sed de sangre de Athor-Sejmet. Durante la noche, dispersa una bebida fermentada de color rojo a lo largo del territorio, esperando engañar a la diosa para que crea que es sangre. El plan resulta ser un éxito rotundo; Athor-Sejmet, embriagada por el líquido, pierde su sed de violencia, permitiendo así la supervivencia de una parte de la humanidad.

El ascenso de Ra y la creación del cielo

A pesar de este acto de misericordia, Ra se siente cada vez más distanciado de la humanidad y anhela retirarse de los reinos terrenales. Es aquí donde el dios Nun interviene, persuadiendo a Ra para que se eleve sobre la espalda de la vaca Nut. Al amanecer, cuando la vaca celeste se eleva majestuosamente, transformándose en el cielo mismo, Ra se encuentra en una posición elevada, mirando hacia abajo a los mortales con una mezcla de satisfacción y distancia divina. Sin embargo, al percibir el temor y el temblor de la vaca, Ra ordena a ocho genios que actúen como pilares de apoyo, asegurando así la estabilidad del nuevo firmamento. Además, Ra encarga a , el dios de la atmósfera, que sostenga a la vaca desde abajo, brindando un soporte eterno con sus brazos extendidos.

Este mito no solo narra el origen del cielo según la mitología egipcia sino que también refleja las complejas dinámicas entre los dioses y la humanidad. El mito de la vaca celeste simboliza la transición de lo terrenal a lo celestial, marcando no solo la creación de un orden cósmico sino también el eterno ciclo de castigo, arrepentimiento y redención. La narrativa, rica en simbolismo y enseñanzas morales, sigue resonando como un eco de las antiguas creencias egipcias en el poder, la justicia y la misericordia de los dioses.

Cómo citarnos
Ramírez, Silvia y Torres, Roberto (2015, 26 de agosto). El mito de la Vaca Celeste. Mitos y Relatos. https://mitosyrelatos.com/africa/mitologia-egipcia/mito-de-la-vaca-celeste