En la rica mitología griega, Selene, conocida como Luna para los romanos, emerge como la fascinante diosa lunar, hija de los titanes Hiperión y Teia, y hermana de Helios, el dios del sol. Su relato mitológico teje una historia de amor, influencia celestial y encuentros divinos que la destacan como una de las deidades más cautivadoras del panteón griego.
Selene, en su esplendor, se desplazaba a través del firmamento en un carro de plata tirado por dos majestuosos caballos. Su rostro, pálido y blanquecino, iluminaba la oscura noche, creando un espectáculo celestial para aquellos que contemplaban su paso. En otras ocasiones, optaba por montar a caballo o incluso sobre un toro, mostrando la versatilidad simbólica de la diosa lunar.
Flores, Antorcha y la Media Luna
Adornada con arreglos florales, Selene portaba una antorcha que iluminaba la oscuridad de la noche. En su cabeza llevaba una luna creciente o media luna, símbolos de su conexión con el ciclo lunar. Este conjunto de atributos simbolizaba su influencia sobre la naturaleza nocturna y la transición de la oscuridad a la luz.
Encuentros Amorosos de Selene: Mitos de Pasión y Seducción
Selene, como muchas deidades griegas, no estaba exenta de amores divinos. Pan, el dios de los pastores, la sedujo envolviéndose en la lana de un cordero, un episodio que destaca la naturaleza seductora de la luna. Además, tuvo apasionadas relaciones con Zeus, de las cuales nacieron tres hijas, y recibió un rebaño de bueyes blancos de Pan como muestra de afecto divino.
Selene y Endimión: El Mito del Sueño Eterno
Uno de los mitos más destacados de Selene es su relación con Endimión, un joven que capturó su corazón. Selene, enamorada apasionadamente, roció a Endimión con sus rayos, transportándolo a un estado de sueño eterno incluso después de su muerte. Este mito, impregnado de romance y misterio, resalta la duradera conexión de Selene con aquellos a quienes ama.
Aunque Selene tuvo numerosos amantes, su lista de conquistas palidece en comparación con la de su hermana, Eos, la diosa del amanecer. Esta dinámica entre las dos hermanas destaca las dualidades de la noche y el día, la luz y la oscuridad, en la mitología griega.
