Hace muchísimo tiempo, los dioses habían construido el Recinto Central y también el Valhalla, y entonces vino un artesano que se ofreció a construirles una fortaleza en apenas año y medio, la cual sería Asgard. Sería tan magnífica que aunque los etones consiguieran entrar en el Recinto Central, serían derrotados. Como pago pidió a Freya, el sol y la luna. Los dioses se reunieron en asamblea y decidieron aceptar, pero con la condición de que hiciera la fortaleza en sólo medio año, ni un día mas, y sin ayuda de nadie. El constructor pidió que le dejaran usar a su caballo Svadilfari y los dioses estuvieron de acuerdo. Fue Loki quien recomendó que aceptaran.
Cuál no sería el desmayo de los dioses al ver que aquel caballo trabajaba más que muchos hombres y que las paredes de la fortaleza crecían de día en día. Como se iba acercando el día señalado y el palacio estaba casi terminado, se horrorizaron al pensar en lo que sería de ellos y de todo el mundo sin Freya, el sol y la luna. De modo que como había sido Loki quien aconsejó aceptar la oferta del constructor, lo amenazaron de muerte si no impedía que se acabara la obra en el plazo acordado.
Loki se transformó en yegua, y cuando el caballo la vio echó a correr tras ella hacia el bosque, con el artesano corriendo detrás. Y la obra no se pudo acabar a tiempo, el constructor se enfureció y los dioses se dieron cuenta de que era un etón, y Thor lo mató con su martillo. Pero Loki había copulado con el caballo y al tiempo parió un potrillo gris de ocho patas, que no hay mejor caballo en tierras de dioses o de hombres, luego fue el caballo de Odín llamado Sleipnir.